Para reforzarse de cara a la temporada siguiente, el entrenador, Saso, viajó a Uruguay y Argentina en busca de jóvenes talentos accesibles para la maltrecha economía del club, y regresó con dos uruguayos, Benítez y Endériz, y tres argentinos, Solé, Aramendi y Bagneras, aunque este último fue cedido y solamente produjo beneficio económico. No fue así el año siguiente, pese a que tras una gran actuación en la Copa se llegó a semifinales.